Infórmate

ave playera

Pérdida y desperdicio de alimentos

Botar un plato de comida o algún alimento a la basura es una acción común. Según datos de la FAO, un tercio de los alimentos producidos en el mundo para el consumo humano se pierde o desperdicia, y representa 1.300 millones de toneladas de alimentos al año.

Chile no escapa de esta estadística. Estimaciones recientes señalan que más de 1.62 millones de toneladas de alimentos se pierden en nuestro país.

En un escenario de inseguridad alimentaria, malnutrición y hambre, es prioritario acabar con este problema.

La pérdida de alimentos se refiere a la disminución de alimentos aptos para el consumo humano en las etapas de producción, poscosecha, almacenamiento o procesamiento.

En tanto, por desperdicio de alimentos se entiende la disminución de productos que ocurre al final de la cadena alimentaria en las etapas de comercialización y consumo, es decir, con el comportamiento de los vendedores y consumidores.

desiertos alimentarios

Desiertos alimentarios

La FAO indica que los desiertos alimentarios son aquellos lugares en los que la población tiene dificultades para acceder físicamente a alimentos frescos y nutritivos, debido a la ausencia de establecimientos de venta o por su distancia excesiva de los hogares.

Luis Sáez, académico del Departamento de Gestión Agraria, de la U. de Santiago y jefe de la carrera de Ingeniería en Agronegocios, propone como solución la generación de una línea de desarrollo de mercados locales con circuitos cortos sin intermediarios, entre los productores y los consumidores.

“Uno de los problemas es la distribución. No tiene que ver con la cantidad producida. Esforzar el medioambiente, hacer grandes inversiones, hace que el alimento salga más caro y se aleje de la población”, sostiene.

“Las ferias libres han permitido democratizar el acceso a la alimentación saludable. Llegan a los lugares más recónditos y a poblaciones de menores ingresos. Cuentan con distintos precios, en comparación con otras alternativas”, agrega.

Iniciativas

“Recuperar Alimentos” es uno de los proyectos que Sáez lidera junto a sus estudiantes, quienes se acercan a los feriantes para pedir las frutas y verduras que, por defectos estéticos, no lograron vender. Una vez seleccionados y desinfectados, realizan activaciones en lugares públicos para demostrar que estos productos pueden consumirse, y ofrecen jugos, sopas y tortillas, entre otros.

Sáez y sus estudiantes crearon los Microbancos de Alimentos, donde recolectan alimentos que no se vendieron en ferias libres, para donarlos a ollas comunes, juntas de vecinos y comedores solidarios. Dicha iniciativa no sólo se quedó en la Estación Central, sino que se transformó en política pública al ser reproducida en todo el país.

El académico también ha investigado y valorizado algunos alimentos que terminaban en la basura. Es el caso de las hojas de betarraga y de apio, entre otros, que cuentan con un alto contenido de proteínas.

Efectos medioambientales

Según la FAO, la pérdida y el desperdicio de alimentos representan entre 8-10 % de los gases de efecto invernadero. Ello contribuye a la inestabilidad climática y a fenómenos meteorológicos extremos, como las sequías e inundaciones.